Lejos la mejor película de Drácula que se ha hecho.
realizada por el
cineasta estadounidense Francis Ford Coppola en 1992. En ella, el
móvil de Drácula ya no es el poder, sino una mujer, a diferencia del libro, donde esto es apenas un cabo suelto; Stoker no explica por qué el conde se dirige directamente al encuentro de Mina, su víctima. Sobre este flanco débil de la historia, Coppola construye un Drácula monstruoso pero enamorado. Mina es igual a la mujer que el conde amó y perdió cinco siglos atrás, y la razón de que haya atravesado "océanos de tiempo" no es otra que recuperarla. El erotismo, subyacente en la novela, es sacado a la luz por la versión de Coppola.